Niterói, 1992
En ardiente se vuelve la luna, fría en el alto cielo,
cuando la miro así, forzado por mi corazón.
Y de mi lo que quiere él no lo sé.
Sea él tal vez un animal herido
que no se detiene en su dolor
así tan cerca
de esa muy tranquila mujer de plata
y se apresta a salir de si mismo
en la búsqueda
de espacio más amplio onde cubiera su sofrimiento y más una canción.
En ardiente se vuelve el água fría, y mismo el hielo
cuando intento represarlos en mi corazón.
En verdad lo que quiero también no sé.
Quizás estuviera yo así perdido
en un desierto sin vida y calor,
frialdad seca
y quisiera construyrme una mata
donde pudiera cubrir el abismo,
sentir húmeda
mi alma que no subiera veir la presencia terrible de un león.
En ardiente se vuelve, aún más, el aguardiente viejo
cuando esparce su sabiduria en mi corazón
confundiendo tanto todo que yá sé
hasta olvidarme lo que tengo sido,
hasta ubicarme quieto en ese amor,
romper la cerca
y lanzarme así por dentro del nada,
por las hendiduras de un gran sismo,
sin pérdidas
solventado yo, completamente, en esa fría-caliente solución.
En ardiente se vuelve la atmósfera oscura y sin huelgo
de mi trabajo triste cuando sopla el corazón.
Por un rato de tiempo me callo y sé
que algo de las tenieblas me ha venido
y empeza a quitarme de mi torpor
mientras me yerga
de las honduras, hasta mirarte, hada!
despliegando de tu cuerpo, un ritmo,
las imágenes,
sueños y danzas, llevandome a dar vueltas y vueltas por el salón.
En ardiente se vuelve la llama, si! si! el proprio fuego!
solamente después de quemarme el corazón.
Y ahora por todo el siempre, sé
y es cierto que no volverá al olvido:
mi alma en alumbramiento, ardor
vá, no se pierca!
adelante, pulsación abrasada!
sigue hundiendo en magma todo su intimo!
vién, destellame!
bienvenido sea, de cualcuno de los dioses, lo que sé que és pasión.
Comentário do autor
Este poema foi inspirado pela música 'Balada para un loco' (Piazzola/Ferrer) cantada por Amelita Baltar. Se quiser, pode ouví-la no vídeo a seguir:
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